

Suspender una prueba académica relevante puede convertirse en un auténtico mazazo emocional.
Es lo que les ocurre a muchos estudiantes que no aprueban o no alcanzan la nota de corte en la EBAU para cursar la carrera deseada. O lo que sienten quienes no superan unas oposiciones que llevan años preparando. O en general, lo que experimentan aquellas personas que no aprueban un examen decisivo, sufriendo un impacto psicológico real y, a menudo, subestimado.
Porque más allá del resultado, lo que se tambalea cuando se produce un suspenso académico es la percepción que uno tiene de sí mismo y de sus expectativas de futuro, además de tener la sensación de que el esfuerzo invertido no ha servido para nada.
Para más inri, en nuestra cultura, el éxito académico sigue estando altamente valorado como sinónimo de capacidad y de proyección profesional. Importa más la nota que el conocimiento. Por ello, cuando se fracasa en una meta así, es habitual que surjan sentimientos de frustración, tristeza, desánimo, culpa, ansiedad o incluso vergüenza. Aprender a gestionar un fracaso académico desde el punto de vista emocional se vuelve fundamental en estos casos no solo para reponerse, sino también para seguir avanzando. Y por eso, hoy queremos darte una serie de consejos que pueden ayudarte en momentos vitales tan complejos.
Cómo gestionar un fracaso académico importante
1. Permítete sentir sin juzgarte
Negar las emociones o intentar reprimir el malestar solo agrava la situación. No tienes por qué disimular delante de los demás que lo ocurrido es importante para ti. Es legítimo sentirse mal tras una decepción académica. Llora si lo necesitas, habla con alguien de confianza y reconoce tus emociones sin castigarte. La validación emocional es el primer paso hacia la recuperación.
2. Evita identificarte con el fracaso
Suspender un examen no significa ser un fracaso. El lenguaje interno importa. Cambia frases como “soy un inútil” por “esto no ha salido como esperaba” o “no pasa nada, lo he intentado y aprendido muchas cosas en el proceso”. El fracaso es una circunstancia, no una identidad. Este matiz es esencial para preservar la autoestima. Es fundamental comprender que un revés académico, aunque doloroso, no define ni tu valor personal ni tus capacidades reales.
3. Cuida tu salud física y también la mental
Otro aspecto importante en la gestión de un fracaso académico es no descuidar el descanso, la alimentación o el ejercicio. Necesitar cuidarte, comer bien, practicar deporte, estar en contacto con la naturaleza, distraerte… Mantener rutinas saludables es crucial para estabilizar el estado de ánimo. Pero si todo esto no te ayuda y notas que el malestar se prolonga o se agrava, no dudes en acudir a psicólogos en Oviedo para cuidar tu salud mental.
4. Replantea objetivos sin dramatismos
Tal vez no hayas accedido a la carrera que querías o no hayas obtenido la plaza laboral en la que esperabas trabajar, pero eso no significa que no puedas reconducir tu camino. Existen vías alternativas: grados similares, universidades privadas o preparar de nuevo la prueba. A veces, lo que parece un desvío se convierte en una mejor ruta a medio plazo.
6. Rodéate de apoyo emocional
La red de afectos es más necesaria que nunca en estos momentos. También hablar con personas que entiendan por lo que estás pasando, ya sean amigos, familiares o incluso compañeros que hayan vivido lo mismo. Compartir el dolor, escuchar otras experiencias y sentirse comprendido contribuye al alivio emocional y evita el aislamiento.
7. Haz una pausa si lo necesitas
Forzarte a seguir estudiando sin procesar adecuadamente la experiencia puede ser contraproducente. Date un respiro si sientes que lo necesitas y sin verlo como una pérdida de tiempo sino como algo necesario para poder continuar. Un descanso bien gestionado puede ayudarte a retomar los estudios con más energía y motivación.
En definitiva, suspender no es el fin del mundo. Sí es un golpe difícil de asumir en algunos casos en los que la prueba académica era importante, pero también una oportunidad para fortalecerse, redefinir metas y aprender a manejar la adversidad.
A lo largo de la vida, los contratiempos son inevitables, pero lo que marca la diferencia es cómo los afrontamos. Gestionar un fracaso académico adecuadamente puede convertirse en una herramienta de crecimiento personal más poderosa de lo que imaginas.